En el momento que decidí tomar terapia, estaba triste, nada me hacía feliz, veía todo oscuro, no tenía ánimo de nada, me sentía alterada, no dormía, no tenía pausas y colapsé en mi vida laboral, familiar y de pareja, nunca me había sentido tan mal. Luego de comenzar, pude reconocer aquello que me ocurría, cómo me hacía sentir, que emociones me embargaba y lo más importante comunicarlas, aunque me sigue costando hablar, poder distinguir entre la pena, la rabia, u otras emociones me ha ayudado mucho.
Verónica es respetuosa de los tiempos de cada uno, puedes ir de a poco abriendo tus temas, ya que encontrarás un espacio de escucha respetuosa, atenta, preocupada y cariñosa. Yo viví mi proceso de forma online, y aunque tenía mis resistencias con esa metodología, casi no note la diferencia. La calidad profesional y humana de Verónica trascendió la pantalla, y aunque no estaba cerca, sentía su cercanía y atención para mí. Creo que eso ayuda a poder ir abriéndose a contar esa historia, esas dificultades que nos tienen mal. Si estás en duda solo te diría que no tengas miedo, date la oportunidad de ayudarte, con una profesional cercana, atenta y que te ayudará a ordenar tus ideas y quizá observar otras nuevas.